- Estado de salud general y antecedentes personales de los pacientes: como enfermedades de base, alergias, cirugías previas, presencia de posibles infecciones y toma medicamentos en el momento en el que se está intentando concebir
- Historia familiar: se estudian los antecedentes de cáncer, trombofilias, migrañas, enfermedades inmunológicas o casos de retraso mental.
- Historia ginecológica: edad de la primera regla, ciclo menstrual, presencia o no de dolor con las reglas y uso previo de anticonceptivos.
- Historia obstétrica: paridad anterior y tiempo de concepción fundamentalmente. En caso de abortos previos, nos preguntarán sobre la edad gestacional en la que ocurrieron los mismos, presencia o no de latido cardíaco y si se realizó o no legrado evacuador para la resolución del mismo.
- Factores ambientales: ocupación actual, además de estudiar si la pareja consume tabaco y drogas.
Más tarde se realizan las pruebas del estudio básico de esterilidad, que son las siguientes y, en función de los resultados obtenidos con estas pruebas y de cada caso en particular, se pueden indicar estudios complementarios, como:
- Histerosalpingografía. Se realiza para el estudio de las trompas, necesario para poder realizar una inseminación artificial
- Histeroscopia. Está indicado en caso de presencia de pólipos o miomas submucosas que necesiten ser extirpados.
- Test de fragmentación del ADN. Se estudian los espermatozoides para profundizar en el estudio del factor masculino.
Los principales tratamientos que siguen las parejas para intentar traer un hijo al mundo, deben ser indicados de manera individualizada una vez llevado a cabo el estudio básico de esterilidad. Entre ellos, cabe destacar:
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Coitos programados.
Consiste en mantener relaciones sexuales en determinados días tras tratamiento inductor de la ovulación.
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Inseminación artificial
Es la introducción de muestra de semen capacitada dentro del útero de la mujer. Es necesario la presencia de una buena calidad seminal y permeabilidad tubárica para su realización.
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Fecundación in vitro.
Consiste en la hiperestimulación ovárica controlada mediante el uso de hormonas con el fin de crear el desarrollo de múltiples folículos. A continuación se extraen los ovocitos mediante una punción ovárica, para ser posteriormente fecundados por los espermatozoides. Esta técnica está indicada en aquellos casos con factor masculino severo, muestras valiosas de semen, obstrucción tubárica y baja reserva ovárica, entre otros.
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Donación de gametos.
Está indicada en aquellos casos en los que existe mala calidad ovocitaria o espermática, tratamiento radioterápico o quimioterápico previo, fallo ovárico precoz, cirugías previas, disgenesias (anomalías embrionarias que impiden la maduración de ovarios o testículos) y menopausia, entre otros.