El embarazo es la única ocasión en la que sus hábitos alimenticios pueden influir directamente en la salud de otra persona.
Es la etapa más demandante, nutricionalmente hablando, en la vida de una mujer. Los requisitos de nutrición durante el embarazo son mayores para apoyar el rápido crecimiento y desarrollo del bebé, y la nutrición extra se necesita para fortalecer las reservas nutricionales de la futura madre.
Los hábitos de alimentación y estilo de vida pueden tener efectos profundos y de por vida en la salud de su hijo. Una mujer saludable y bien nutrida tiene más probabilidades de vivir un embarazo saludable. Eso incluye menos complicaciones relacionadas con el embarazo, lo que incrementa las posibilidades de tener un pequeñín sano. Un bebé sano tiene más posibilidades de convertirse en un niño sano y, algún día, en un adulto sano. Y no olvidemos el estatus nutricional y el estilo de vida del padre. Su papel en el desarrollo saludable de un bebé es igualmente importante.