El embarazo es la única ocasión en la que los hábitos alimenticios de una persona, en este caso la madre, pueden influir directamente en la salud de otra, su bebé. Es la etapa más demandante, nutricionalmente hablando, en la vida de una mujer. Los requisitos de nutrición durante el embarazo son mayores para apoyar el rápido crecimiento y desarrollo del bebé, y la nutrición extra se necesita para fortalecer las reservas nutricionales de la futura madre.
Los hábitos de alimentación y estilo de vida pueden tener efectos profundos y de por vida en la salud de su hijo. Una mujer saludable y bien nutrida tiene más probabilidades de vivir un embarazo saludable. Eso incluye menos complicaciones relacionadas con el embarazo, lo que incrementa las posibilidades de tener un hijo o hija sano. Un bebé sano tiene más posibilidades de convertirse en un niño sano y, algún día, en un adulto sano. Y no olvidemos el estatus nutricional y el estilo de vida del padre. Su papel en el desarrollo saludable de un bebé es igualmente importante.
Una mujer embarazada no come por dos. Ciertamente, hay requisitos de calorías extras durante el embarazo, pero ese dicho no es del todo preciso. Las calorías deberían aumentar gradualmente para satisfacer las demandas a medida que su bebé crece y se desarrolla.
Durante el primer trimestre no se requieren calorías adicionales. Los requerimientos diarios cambian en el segundo trimestre. En ese momento, se requieren unas 340 calorías adicionales. La recomendación aumenta a 450 calorías extra al día en el tercer trimestre para seguir cubriendo las crecientes demandas del bebé que está por nacer.